miércoles, 30 de abril de 2008

Melancolia.

Nueva ciudad, nueva casa que aun no es un hogar y dista mucho de serlo, es solo un lugar donde dormir, bañarme y cagar… recuerdos viejos y recientes que me hunden en una melancolía ridícula e irracional. Tantas cosas por hacer y tan pocas ganas de llevarlas a cabo.

Si, se que escribo como una quejica babosa a la que deberían mandar a cortarse las venas (LOL) y que la verdad no es para tanto (si lo es, pero es mejor decir lo contrario), pero es que me salí de mi zona de confort y ando como carajitos con pañales sucios: pataleando y gritando de incomodidad.

Extraño mi viejo apartamentico más cerca que lejos del mar, el reflejo del sol en la piscina en las tardecitas cuando me sentaba en la terraza a divagar… los olores, sonidos, los sabores; la gente, amigos, conocidos…

Extraño ese sentimiento de pertenencia, los traguitos en HotSpot, las filas en la bomba y los precios exagerados en el súper. Las gringadas de la gente, vivir en mi limbo particular sin politiquería ni toques de queda.

Las carreteras en el manglar, la arena en mis pies y los moto-conchos con sus rebases de kamikazes.

Por supuesto que hay mas playas, y más pueblitos al lado del mar, y lugares de sobra donde te abusen con la factura o te puedas fumar un finito sin que un policía sin dientes y con uniforme andrajoso te pida propina de un modo poco sutil… pero es que… ese era mi pueblito, era mi pedacito de cielo, mi cocoon; y no es que ya no este, soy yo la que me fui.